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Cultivando la relación Parte III. El arte de delegar 👐🏻


En una relación con el trabajo

Hoy retomamos, ¡Sí, señor!, el cultivar tu relación con el trabajo y es que no es suficiente con hablar del compromiso laboral y conservar tu individualidad (de los que hablamos en capítulos anteriores).

En realidad hay otros puntos por tocar igual de importantes, por eso hoy vamos a centrarnos en el hecho de chocar con que no eres el único que puede hacer lo que hace, sino todo lo contrario convertirte en el menos indispensable, que si un día haces falta por x o y razón sientan tu ausencia porque extrañan tu personalidad o lo que aportas a otros, más no porque tienes bajo llave conocimientos y acciones que nadie más conoce dentro de la empresa.

Y aquí debes preguntarte ¿Entonces me hago invisible Alejandra o que tratas de decir?

Mi respuesta es no, lo que digo es que no es necesario que te conviertas en esa persona que si falta, el equipo queda bloqueado, suspendido en la nebulosa porque tienes el CONTROL de lo que haces y nadie más sabe de ello.

Para explicártelo mejor hablo de la posibilidad que tienes de elegir entre tener el control absoluto sobre todos y cada uno de los movimientos que realizas en la empresa, o el compartir este saber hacer con otros que también están en capacidad de conocerlos y desarrollarlos.

Porque muchas veces con el ánimo de cumplir o responder a tus funciones, te conviertes no solo en el indispensable, sino en el que termina acaparando más de lo que puede y sobrecargándose de trabajo. En conclusión, te hablo del arte de delegar, que por cierto no es exclusivo a los cargos de liderazgo.

Y debo decir que esta publicación está inspirada en una historia que, lejos de ser negativa, me enseñó a aprender a hacerlo. Por parte de una jefe que tuve años atrás y quien desde el día 1 que me contrató, confió en mí acciones a pesar de ser complejas y en las que ella podría salir mal si yo me equivocaba.

De entrada me sorprendió, con decirte que al mes de iniciar en este trabajo me dejó a cargo una presentación frente a los directivos donde nadie sabía que yo existía. Previo al evento resolvió las preguntas que tenía, y me dotó de información, en especial administrativa, que yo desconocía al ser nueva, también me orientó para aterrizar mi presentación y que fuera realista respecto al contexto en el que estábamos.

Y al llegar el día, yo me sentía llena de nervios, pero tenía que hacerlo, así que me puse de pie y durante 20 minutos hablé sobre una nueva propuesta para desarrollar las principales líneas de la coordinación que estarían a mi cargo. 

Durante todo el tiempo ella estuvo atenta, incluso me dijo que si necesitaba apoyo en algún momento lo pidiera, que ella intervendría.

Este momento se convirtió para mí en la oportunidad de trasladar la confianza que ella me transmitía a mi propio proceso y lanzarme a tener iniciativas que en otro momento hubiera preferido guardar.

Y precisamente este es uno de los factores que si a hoy te cuesta delegar puedas empezar a fortalecer poniéndote a prueba y consiste entender que delegar no consiste a lanzar al agua sin herramientas, todo lo contrario:

  1. Si quieres delegar comparte tus propios aprendizajes:

Socializa los parámetros generales y el objetivo de la actividad a delegar de manera que puedas acompañar el proceso porque cuentas con información y experiencia valiosa que el otro valorará. Como si fueras ese entrenador deportivo que tuvo su momento de gloria y ahora impulsa a otros para que también lo tengan.

2. Generar acciones de manera diferente no significa que estén mal, simplemente son nuevas para ti:

Es decir, que tengas la apertura y te des el tiempo de escuchar al otro y recibir sus ideas sin juzgarlas desde el primer momento. 

Puede ayudarte no solo a refrescar tu panorama y ver alternativas a lo que tú supones existe una sola forma de hacer. En mi historia en la jefe me decía entre líneas “dime que quieres hacer pero tráeme argumentos válidos para asumir el riesgo” y siempre tuve respuesta positiva con esas iniciativas un tanto disruptivas.

3. Déjate guiar:

Si bien tienes un conocimiento fuerte en algunas áreas, no lo posees en todas, así que a la hora de compartir responsabilidades con otros mantente abierto a los saberes que ellos traen a la mesa, porque pueden ser clave para mejorar los tiempos y resultados de lo que se quiere conseguir.

4. Delegar no es sinónimo de insuficiencia, sino de confianza dirigida hacia el otro y hacia tu propia labor.

A la final, cuando te permites delegar y compartir labores, también le abres la puerta:

  • Al crecimiento
  • Al aprendizaje
  • La inspiración 
  • Al balance

No siendo más, me despido de ti por hoy y te leo, porque ya sabes que tus preguntas y aportes son valiosos para que esta newsletter no muera en tu correo.

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